Papa: los sacerdotes deben ser humanos, amables y perdonadores.
“La alegría del Evangelio que es la base de nuestra vida, pertenecer a un pueblo que nos protege y nos apoya, el servicio generativo que nos hace padres y pastores” fueron los tres mensajes principales del Papa a los 1,000 participantes en la reunión internacional para sacerdotes. Noticias del Vaticano

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“La alegría del Evangelio, pertenecer al pueblo, servicio generativo” son las tres recomendaciones del Papa a los sacerdotes para “revivir el don recibido”, el tema del Acuerdo Internacional para la Formación Permanente del Clero, promovido por el Dicasterio para el Clero, la Evangelización y las Iglesias Orientales.

Francisco agradeció a los promotores y organizadores, “¡Para muchos de ustedes, no fue fácil venir a Roma!”, y a los aproximadamente 1,000 participantes en la Sala Pablo VI el jueves por la mañana, “pero sobre todo por lo que hacen en sus diócesis y en sus países, por el servicio que realizan”.

Miedo a los sabios

El Papa dijo que la reunión es una oportunidad para compartir buenas ideas, “dialogar sobre desafíos y problemas y examinar los futuros horizontes de la formación sacerdotal en este cambio de era, siempre mirando hacia adelante y listos para echar nuestras redes otra vez obedeciendo la Palabra del Señor”:

Se trata de viajar en busca de herramientas y lenguajes que promuevan el desarrollo sacerdotal, no asumiendo que tenemos todas las respuestas (¡me aterrorizan aquellos que lo hacen!), pero confiando en que las descubriremos en el recorrido.

El Papa aconsejó a los sacerdotes escuchar uno al otro e inspirarse en el llamado de Pablo a Timoteo a “Reavivar el don de Dios que está en ti” (2 Tim 1,6):

Reavivar el don, la unción y el fuego para mantener el entusiasmo apostólico.

El Santo Padre aconseja a los sacerdotes seguir la alegría del Evangelio, pertenecer al pueblo y prestar un servicio creativo para renovar el don.

Alegría del Evangelio

Francisco dijo que la amistad con el Señor “nos libera de la tristeza del individualismo y el riesgo de una vida sin sentido, sin amor ni esperanza” y que la delicia del Evangelio es que “Somos amados por Dios con ternura y misericordia. Debemos dar testimonio de esta buena noticia con nuestras vidas para que todos puedan ver el amor salvador de Dios en Jesucristo, que murió y resucitó:

Solo podemos ministrar y difundir el Reino de Dios como discípulos. Solo recibiendo y sosteniendo el placer del Evangelio podemos entregarlo a otros. En desarrollo continuo, recordemos que siempre somos discípulos en el camino, simbolizando lo más hermoso que la gracia ha hecho por nosotros en cada momento.

El Santo Padre dijo que la gracia siempre asume la naturaleza, por lo tanto, necesitamos una formación humana integral:

Ser cristiano es un estilo de vida, no una etiqueta religiosa, por lo tanto, requiere cuidado humano. Esto contrasta con el sacerdote “mundano”. Cuando un sacerdote se vuelve mundano, todo se desmorona. Por favor, centren sus esfuerzos en la formación humana. La vida humana también es importante. Se necesitan sacerdotes plenamente humanos que jueguen con niños y cuiden de los ancianos, que tengan relaciones fuertes y la madurez suficiente para enfrentar los problemas del ministerio para llevar el consuelo del Evangelio al pueblo de Dios a través de su humanidad transformada por el Espíritu de Jesús. Nunca pasen por alto el poder humanizador del Evangelio. Un sacerdote amargado es un “soltero”.

Sé amable y perdona siempre

El Papa concluyó que los sacerdotes nunca deberían cansarse de la misericordia:

Siempre perdona. Las personas van a confesarse buscando perdón, no teología ni penitencias. Misericordioso, por favor. El perdón trae compasión y aceptación, por lo tanto, perdona siempre. El perdón regenera internamente.

Finalmente, Francisco dice que Nuestra Señora “nos da a los sacerdotes una cosa”:

Ternura grácil. Esa sensibilidad que se encuentra en los individuos afligidos, los viejos, los enfermos, los niños más jóvenes… Pidan gracia y sean amables. Ternura fuerte.